12 de marzo de 2013

Nuevos retos

Mucho tiempo sin escribir pero como no escribo para nadie pues tampoco importa. Me escribo yo y me leo yo, como con el libro que trato de escribir.
Hoy en día es muy típico eso de proponerse nuevos retos, más que nada porque hay mucha gente que le toca empezar de 0 por haber perdido mucho o todo a causa de la crisis.
Mi problema no es ese o sí. Vivir con mi madre en paro, yo también en paro y una hipoteca a cuestas no es que anime mucho y menos viendo que ni si quiera tienes la oportunidad de empezar de 0 sino que acarreas gastos que tú mismo no has ocasionado ya que te vienen "por la familia". Pero bueno, a mal tiempo buena cara y a intentar hacer algo.
Igualmente, me fui por las ramas ya que no venía a contar mis quebraderos de cabeza con el dinero, eso ya me lo cuentan a mi y si tú mismo ya tienes problemas, no consuela nada que otro te diga los suyos.
¿Oyeron hablar del curso de dietética y nutrición del IPS? Yo lo hice, no por trabajo o vivir de ello, para eso ya están los graduados en nutrición que son especialistas en ello. Lo hice por mi, creo que me hará ahorrarme dinero en un futuro, ya que ahora he pagado el curso pero no tengo que pagarle a un dietista. Entre el programita que te viene de regalo para hacer dietas y mi médico de cabecera (que si lo necesito me envía al endocrino gratis) creo que cubro todo cómo para tener que pagarle a alguien.
Puesto que ando nueva en esto y no me atrevo a probar con nadie, probaré conmigo misma. No soy la típica loca que quiere perder un montón de kilos en 0 coma, soy consciente de que se hace poco a poco, con una buena alimentación y algo de ejercicio y que encima después hay que mantenerlo también.
A ver que sale de aquí.

18 de enero de 2013

Autocompasión, esa gran aliada

      Muchas son las personas, cada día más, que se niegan a reconocer que se pasan de pesimistas. Teniendo en cuenta como están las cosas, tampoco es que sea precisamente difícil andar decaído cada día. Sin trabajo, sin dinero...a este paso sin techo ni alimento. Eso se entiende, se respeta y se intenta, con lo poco que se pueda, a la persona alegrar.
      Luego existen otro tipo de personas, las “lloronas”. Cualquier cosa que les ocurre es mala, nunca tienen suficiente, siempre andan de capa caída y encima muchas veces te dan ganas de soltar un “pero ¿eres estúpido o te lo haces? Yo estoy peor”, pero cierras la boca y escuchas atentamente.
      “No tengo dinero”, pero hace dos días se compró una consola y todos los días sale de fiesta; “Estoy solo”, pero cuando le dicen de salir no quiere; “Nadie me entiende”, pero nunca escuchan cuando alguien más se quiere desahogar; “Nadie me quiere”, pero es que anda colado por el único que no le hace caso y al resto no le da bola; …. Y así sucesivamente.
      No sé si alguna vez lo escucharon pero yo desde pequeña, señores “en su casa se cuecen habas y en la mía calderadas”. No sé si lo entienden pero los “llorones”, como yo digo, no. Siempre hay alguien peor y tal vez justamente sea esa persona que siempre anda escuchando sus males y que por no molestar no cuenta nada cuando por dentro lo único que desea es o que la atiendan, o que la dejen sola un rato, o al menos que la animen y la hagan reír.
      A esos “llorones” debo decirles algo, o bien queréis llamar la atención o estáis hundidos en la autocompasión. ¿Por qué digo que es una gran aliada? Con esa escusa de todo me va mal os escudáis para no hacer lo que debéis aunque conozcáis el error vuestro. Con ese “mal” que os acecha día a día y que tanto vais contando os encerráis en vosotros y tenéis la forma ideal de echar la culpa a los demás de algo que en muchos casos no es culpa de nadie excepto de vosotros mismos.
      Mucha gente sale a la calle con una sonrisa en la cara aunque anden deseando morirse por dentro y luchan cada día por sobrevivir, por cambiar los errores que cometan y por conseguir sus objetivos.
      A toda esa gente que día a día prueba el amargo sabor de la “guerra” diaria, felicidades, los valientes existen aunque no sean nombres conocidos.
      A los “llorones”, aprended a observar y escuchar atentamente porque no hay más ciego que el que se niega a ver ni más necio que el que se niega a aprender.